miércoles, 27 de febrero de 2013

05 Powerpoint: Capítulo VII: Creo en la Iglesia

07. Capítulo VII: Creo en la Iglesia


            Con palabras del Papa, «la Iglesia existe para que Dios, el Dios vivo, sea dado a conocer, para que el hombre pueda aprender a vivir con Dios, ante su mirada y en comu­nión con Él... La Iglesia no existe para sí misma, si­no para la humanidad. Existe para que el mundo lle­gue a ser un espacio para la presencia de Dios, espa­cio de alianza entre Dios y los hombres».
            En la actualidad encontramos a muchas personas que han dado la espalda a la Iglesia: unos porque piensan que es demasiado retró­grada, demasiado medieval, demasiado hostil al mundo y a la vida; otros, al contrario, porque creen que la Iglesia está a punto de traicionar su especificidad, de venderse a la moda del tiempo y, de este modo, perder su alma. Están desilusiona­dos como el amante traicionado y por eso piensan seriamente en volverle la espalda. En el fondo, en lugar de la Iglesia hemos colocado nuestra Igle­sia, miles de iglesias. Cada uno la suya. Detrás de nuestra iglesia o de vuestra iglesia ha desaparecido «su iglesia», la del Señor.
            Con el término «Iglesia» se designa al pueblo que Dios convoca y reúne desde todos los confines de la tierra, para constituir la asamblea de todos aquellos que, por la Fe y el Bautismo, han sido he­chos hijos de Dios, miembros de Cristo y templo del Espíritu Santo.
            En la Sagrada Escritura encontramos muchas imágenes que ponen de relieve aspectos comple­mentarios del misterio de la Iglesia. El Antiguo Tes­tamento prefiere imágenes ligadas al Pueblo de Dios; el Nuevo Testamento, aquellas vinculadas a Cristo como Cabeza de este pueblo, que es su Cuer­po, y las imágenes sacadas de la vida pastoril (redil, grey, ovejas), agrícola (campo, olivo, viña), de la construcción (morada, piedra, templo) y familiar (esposa, madre, familia).

miércoles, 20 de febrero de 2013

04 Powerpoint: Capítulo VI: Creo en el Espíritu Santo

06. Capítulo VI: Creo en el Espíritu Santo


1. El Espíritu Santo

Hablar del Espíritu Santo es no solo ha­blar de la vida íntima de Dios, sino de «Dios hacia fuera», del poder por el que el Señor resucitado sigue presente en la historia.
Lo propio de la tercera persona de la Santísima Trinidad consiste «en lo común», en la unidad del Padre y del Hijo. Padre e Hijo son uno mismo entre sí en cuanto que van más allá de sí; en el tercero, en la fe­cundidad de la donación, son un único ser.
San Agustín dice que lo propio del Espíri­tu Santo es precisamente lo que es común al Padre y al Hijo: la comunión. Su peculiaridad es ser uni­dad.